
"Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no
tienen qué comer.
Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos".
Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?".
El les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete".
Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.
Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado.
Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos".
Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?".
El les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete".
Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.
Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado.
Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor
A veces creo que perdemos ( si es que lo tuvimos alguna vez) el sentido
de la consideración.
Perdemos ese sentido en nuestras
relaciones, en nuestro trabajo, con los compañeros o con el público hasta en
nuestras familias. Se olvida el detalle,
de bajar el volumen para no molestar, de apagar la luz cuando eso molesta y
aumenta la cuenta, de ser servicial, de ofrecer un asiento, de mostrarse
amigable o simpático. Dejamos de ser considerados en nuestra vida de cristiano,
cuando, parece, que estamos por encima de los detalles, cuando no nos interesa
mostrarnos amables, cuando ni preguntamos el nombre de las personas. En nuestras
parejas cuando dejamos de ser atentos, esa atención que teníamos al momento del
enamoramiento, cuando estamos con él o
ella y tenemos más la mente en la pantalla del celular… la consideración, si. No es bueno dejar de lado los detalles de la vida.
La consideración,
es demostrar cortesía y respeto hacia alguien, dar una mano amiga a quien lo
necesita. Cuando somos considerados, siempre buscamos y ayudamos al bien de los
demás, más que todo el de aquellos que nos rodean y hacen parte de nuestra vida, encontré en una página de valores,
que define bien esto que leemos hoy.
Es lo que Jesús tuvo. Había mucha
gente que estuvo con él. Fue a escucharle y a sanar penas y dolores. Todo lo
que estaba haciendo con tanta paciencia y tantas horas, le podría haber hecho
que mire eso maravilloso y grandioso, sin importarle el detalle de la comida
combinado con la hora de partir. Total, el camino ya no era su responsabilidad
y esas historias mínimas de tanta gente caminando buscando volver, no era tarea
suya ni de sus ayudantes
Ante ese problema, su primera reacción fue: ayudar. Muchas veces
nos pasa que la primera reacción es a no
ayudar, haciéndonos los desentendidos
del problema. Muchas veces somos parte del “no te metas”, y dejamos de
hacer el bien a veces por miedo, por vergüenza o por eso que llamamos “respeto
humano” que nos hace en definitiva insensibles hasta a esos pequeños detalles o
no que hacen parte de la vida.
Fue compasión la de Jesús. Fue
padecer con… pero esa compasión se puso en movimiento. Al lado de esa
consideración de Jesús, y de esa reacción a ayudar, surgió la reacción de los apóstoles
de patear la pelota a otro lado: mostraron los problemas prácticos, la
distancia, el dinero, la imposibilidad comercial que conseguir tanto alimento…

Algunos dicen que toda esa gente
estuvo allí, porque alguien evangelizó sobre Jesús, alguien les dio testimonio
y aumentó fervientemente las ganas de conocerlo, escucharle y sanarse. Algunos dicen que ese alguien fue el muchacho
aquel del que salieron los males y fueron a parar a la piara de cerdos que
quedó en el lugar proclamando el nombre de Jesús, su benefactor, amigo y
salvador, que lo había rescatado de la muerte espiritual. Sea quien sea, fue
alguien que ofreció de esta manera también siete panes para que Jesús haga el
resto.
Ojalá que podamos también nosotros
ser generosos en la invitación y la proclamación de todo eso maravilloso que
Dios hace siempre en nuestra vida. Y que nunca perdamos el sentido de la consideración
entre quienes nos rodean, sobre todos con quienes compartimos día a día nuestra
vida y que suelen ser los que más nos aman.
Buena jornada para todos.
AUDIO:https://soundcloud.com/sergio-valdez-853878468/2019_02_16_07_21_52-mp3
AUDIO:https://soundcloud.com/sergio-valdez-853878468/2019_02_16_07_21_52-mp3